Andar y correr ligeramente inclinados hacia delante en lugar de erguido/vertical obedece al diseño de la biomecánica musculo-articular y respiratoria
El diseño de la biomecánica musculo-articular está hecha para ofrecer el máximo rendimiento. Si a la hora de correr incorporamos a nuestro gesto una ligera inclinación hacia delante, tomaremos una postura que coopera mejor con las fuerzas de la naturaleza. Al andar, esta inclinación será casi imperceptible.
El cuerpo humano se ha conformado durante miles de años como un sistema articular preparado para correr, andar, caminar, trepar, etc., ofreciendo una biomecánica musculo-articular adaptada al medio para lograr sus objetivos en la vida cotidiana.
Correr ha sido una actividad básica en el ser humano a lo largo de la humanidad, en ella residía, en gran parte, su capacidad de supervivencia. Si observamos la forma de correr en ciertas razas –la negra es una de ellas- tienden a correr ligeramente inclinados hacia delante.
Estamos hechos para correr, y, sin embargo, por una desconexión de la consciencia corporal, hemos ido perdiendo la dinámica natural de correr.
Habiendo desconectado de la sabiduría del cuerpo (estado anti yoga), dimos lugar a un cuerpo articulado que se aleja de lo natural -incluso, ligeramente ortopédico-, debido a malos hábitos adquiridos al perder, en cierto grado, la forma natural de vivir. No correr de forma natural sin respetar el diseño propio del cuerpo en su mecánica músculo-articular, aumentará la posibilidad de lesiones.
El diseño de la biomecánica muscular a la hora de correr está preparado para correr ligeramente inclinado hacia delante, no vertical o erguido. El uso de las cadenas musculares no es igual cuando se corre erguido que cuando se hace ligeramente inclinado hacia delante.
Al correr vertical/erguido se aplica un esfuerzo excesivo de las piernas, más cansancio y más lesiones. La fuerza de gravedad nos ancla más a tierra “clavándonos” a ella y perdiendo ligereza del cuerpo. La masa muscular se moverá más en base al apoyo de los pies, que son atraídos y “atrapados” ligeramente por la gravedad de la tierra. El peso del cuerpo caerá más sobre la región lumbar que sobre la musculatura femoral.
Sin embargo, al correr y caminar ligeramente inclinados hacia delante, el apoyo tiende a ser mayor en los muslos femorales o cuádriceps, y menos en la zona lumbar, apareciendo menos lordosis y lumbalgias puesto que el apoyo se hace en la musculatura femoral y no en la zona lumbar.
Al caminar y especialmente al correr ligeramente inclinado hacia delante, las cargas gravitacionales del cuerpo tienen que ser soportadas en las piernas (columnas). Todo el cuerpo tenderá a alinearse, integrándose todos los sistemas, ofreciendo mayor rendimiento.
La pelvis, las piernas y los pies forman una unidad articular sólida y son el basamento, pedestal o soporte que sostiene y donde se apoya la estructura que hay por encima de la cintura (parte del vientre, tórax, cuello, cabeza y brazos, los cuales tienen ajustarse o adaptarse al modelo del pedestal). Si el pedestal marcha armonioso, la parte superior del cuerpo se moverá al unísono.
Ciertamente, las piernas y pies son las columnas en donde se sostiene el resto del edificio corporal (tronco, brazos, cuello y cabeza-) haciendo de soporte y locomoción. Estas columnas aguantan las cargas gravitacionales del cuerpo. Si el cuerpo al correr o caminar se inclina ligeramente hacia adelante, su inercia – la tendencia de un cuerpo a mantener su movimiento- obligará al cuerpo humano a ir “hacia delante” por la dinámica de la marcha
Al correr ligeramente inclinados, estamos colaborando con la fuerza de la gravedad como motor, uniéndonos a ella –yoga- esta inclinación modificará nuestra pisada y zancada de tal modo que los pies se deslizaran por el suelo sintiéndolo como un soporte/trampolín, sin tener que hacer tanto esfuerzo desde los pies al correr.
Ligera inclinación hacia delante y biomecánica respiratoria natural, completa y en un sólo tiempo
Podemos observar otra ventaja de correr ligeramente inclinados. En esta postura la columna vertebral se extenderá y alargará más que en la posición erguida. Debemos considerar que el diafragma inserta por su zona posterior en la vértebra lumbar L3, haciendo de pivote o bisagra entre lo que hay por debajo y por encima de la cintura.
Desde el gesto de una ligera inclinación del cuerpo hacia delante, la zona lumbar estará ligeramente menos tensa que en la posición erguida, facilitando la contracción o descupulación del diafragma, especialmente por la zona posterior, dando lugar a mayor descenso de los lóbulos inferiores de los pulmones y, por tanto, mayor capacidad ventilatoria.
Esta ligera inclinación del cuerpo hacia delante favorece el descenso del hemidiafragma posterior, por lo que tendremos asegurado el aplanamiento de toda la cúpula del diafragma –los cuatro sectores por su lado posterior, anterior y laterales
Por otro lado, la posición erguida a la hora de correr, facilita más la respiración de tipo abdominal, dificultado ligeramente el descenso de la parte posterior del diafragma reduciendo por lo tanto la capacidad pulmonar. La respiración completa o “yóguica” es la más recomendable.
En cuanto a correr dando la pisada con la planta del pie/metatarso reforzará y favorecerá el sentido de inclinación y el descenso del hemidiafragma posterior.
Y en relación a la pelvis, corriendo ligeramente inclinados hacia delante, estará menos bloqueada y basculará más y mejor en dirección lateral, evitando dar lugar a “sacar el culo”, anteroversión, sino a una presentación de la pelvis o retroversión. La región lumbo-sacro-coxis y el vientre se moverán sin tanto bloqueo y, por tanto, menos posibilidad de patologías.
Para seguir leyendo más artículos sobre este tema, consultar http://psicoterapia-respiratoria.es/articulos/
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